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martes, 22 de abril de 2014
SEX...
Me gustaría platicarte mi historia. Esto nos paso anoche martes 15 de abril 2014.
Estaba mi esposo en el chat de la pagina cuando lo contacta un single que ya es amigo, el se llama Fer. Le dice que nos invita a a que nos veamos en ese momento. Ya eran casi las 12 de la noche.
Me pregunta mi esposo si quiero salir y le digo que si. Me aliste y el paso por nosotros y nos fuimos al hotel. Ya estando ahi me meti a bañar y sali muy bien arregladita: un baby doll rosita y mis zapatillas que me regalo mi esposo.
Fer dijo que se metía a bañar. Yo aproveche para decirle a Tom que me tomara unas fotos en lo que Fer salia. Después le toco turno a mi esposo.
En lo que Tom se duchaba, nosotros no perdimos tiempo ya que con lo bien que nos conocemos, pues nos dimos placer.
Comenzó por tocarme por encima de la ropa para continuar dándome un masaje con sus dedos. En eso salio mi esposo y solo nos observaba o bueno, me miraba como lo disfrutaba. Así estuvo mi amante dándome caricias y yo sintiendo las sensaciones mas ricas, explotando cada vez mas y mas rico, dejando las marcas del momento en cada espacio de la cama.
En un momento de tanto placer me pide que atienda a Tom en lo que el hace su trabajo. Dice mi esposo que yo lo chupo mejor cuando me cojen. Mi esposo recostado en la cama con su rico caramelo en mi boca y Fer atendiéndome, se acerco a mi oido y me dijo que estaba muy rica y que cuando me vio se super calento y que queria llenarme.
Entonces me jalo a la orilla de la cama y subio mis pies a sus hombros y me comenzo a darme muy suavemente y despues muy rapido,
Me pido que me tocara los pezones en lo que el me daba.
¡ que rico sentir las estocadas una y otra vez !
Cabe aclarar que la tiene larga y cuando llega a fondo pues me duele pero me gusta. Asi estuvimos un buen rato hasta que me pidio que me montara en Tom y que cabalgara en lo que el observaba. Llegue con el y le di una mega chupada y me monte en el, entonces Fer se acerco por detrás.
Era para hacerme una doble penetracion.
Yo le pedi que me lo metiera en el mismo lugar donde estaba Tom.
En la vagina.
Tom me abrio las nalguitas para que me lo pudiera meter hummmmmmmmmm cuando siento que entra ufffff que rico mmmm solo de recordar me prendo.
Asi comenzamos un rico movimiento.
Cuando yo me comienzo a venir, fue tanta la fuerza que los bote y me pasa que cuando me vengo, me dan contracciones puffff muy ricas.
Entonces les pido que lo vuelvan a meter y asi de nuevo...
Es algo tan rico y delicioso, que nos venimos Fer y yo. Caimos en la cama. Ya solo faltaba Tom de terminar.
Me abrio las piernas y me tomó. Me dio fuerte así, con un frenesí tan rico, que me volví a mojar y el termino inundandome.
Fue una noche tan rica,excitante y llena de placer.
salimos de ahi a las 3 de la mañana.
nuestros datos :
Distrito Federal
somos Susy y Tom tenemos 39 y 45 años. Tenemos 20 años de casados hemos probado ya con singles y ahora queremos probar con una rica pareja si es menor que nosotros que mejor tambien quiero probar una chica y que entre Tom y yo nos la comamos y ella a nosotros .
MMMMMM...
Somos un matrimonio de 39 y 40 años de edad, respectivamente, ella es bajita, muy poco llenita, güerita, de busto talla 34B, lleva su panochita completamente depilada, sus labios vaginales son delgados y rosados, en fin, muy sabrosa para mí, además que a últimas fechas, le gusta vestirse muy sexy, con falditas mucho más cortas y en ocasiones, se le alcanza a ver el nacimiento de sus ricas nalgas.
La historia inició cuando, al igual que muchos hombres, tenía la fantasía de compartir a mi esposa con otro hombre pero nos casamos muy jóvenes y ella es de costumbres muy anticuadas, por lo que siempre me decía "jamás se acostaría con otro hombre". Después de diez años de matrimonio, le empecé a contar mi deseo de verla teniendo sexo con otro pero como todas y muchos, ya saben la respuesta, me decía “estás loco, ¿qué te pasa?, ¿acaso ya no me quieres?, ¿crees que soy una cualquiera, una puta de la calle?” y toda esa letanía que a muchos nos han dicho, aunque luego comprobé eso de “el que persevera, alcanza”.
Cuando estábamos en plena acción de sexo y ella bien caliente, le comentaba mi deseo y me preguntaba si estaba seguro de dejarla coger con otro, cuestionándome si no me darían celos de verla montada en otra verga y gozándola, le respondía que no, que ese era mi más grande deseo. En ese momento, me decía que sí, que sí se iba a dejar coger pero que yo estuviera presente porque no iría sola, por miedo de estar con un desconocido.
Total que hace un par de semanas, estaba trabajando fuera de la ciudad, ya tenía casi un mes que no llegaba a la casa, solo hablábamos por teléfono y nos calentábamos, ella me decía que ya ardía en deseos de coger, que ya regresara porque no aguantaba más. Cuando me decía eso, le proponía que buscara a alguien con quién coger, incluso proponiéndole que fuera con el vecino, con el hijo del vecino, con el repartidor del agua, con el de la carnicería, en fin. También le preguntaba si se le antojaba coger con alguno de ellos pero me contestaba que no, que estaba gordo, que estaba muy flaco, que estaba muy chavito, que estaba calvo y un montón de cosas que no le gustaba de cada uno de ellos.
Después, le decía que me calentaba imaginarla subiendo las escaleras, cuando iba a abrirle la puerta de la azotea al que recargaba el tanque estacionario de gas mientras él subía atrás de ella, viéndole la tanga, o me la imaginaba caminar delante del repartidor de agua, estando con unos mallones blancos casi transparentes, en los que se le notaba su tanguita, o se le asomaba el triangulito de la tanga en la parte de atrás. Con esto, ella se calentaba y me decía que la próxima vez, se les insinuaría, para ver si querían cogérsela y casi a diario nos calentábamos de esa manera hasta que me dijo que ya no aguantaba más, que por favor ya regresara, aunque nada más una noche, para que me la cogiera y luego, me fuera a seguir con mi trabajo.
Fue ahí cuando le contesté que sí pero que como estaba muy ganosa, no la dejaría del todo satisfecha, así que le señalé que necesitaría ayuda y para mi sorpresa, me respondió que sí, que consiguiera a alguien para al fin, realizar ese trío que tanto quería pero me pidió que fuera alguien que no nos conociera. Enseguida puse un anuncio en esta página y aunque con el temor que no fuera a conseguir a alguien, o que fuera a pasarme como a muchos que han escrito aquí sus historias, que terminan con un final muy desagradable, aún así lo puse.
Nos estuvimos mensajeando con Fernando, luego le pedí que le llamara a ella y le dijera que quería ayudarnos a realizar mi fantasía. Total que al fin nos reunimos, la idea era pasar a un bar, a tomarnos unas copas y a platicar, después irnos al hotel pero resultó que como ese día que nos citamos era domingo, el bar cerraba a las 10 de la noche y ya eran las nueve y media, así que pasamos por él a una estación del Metro y como no encontraríamos algún bar abierto, acordamos ir al hotel pero primero, llegar al bar un rato, ya en el hotel. Como ya tenía una reservación, le pregunté a Fernando si le parecía mejor que pasáramos a la habitación, ahí pidiéramos unas copas, lo que aceptó.
Ya en la habitación, nos sentamos, él y ella en las sillas junto a la mesita y yo, al borde de la cama, enseguida pedimos unas copas, luego otras para relajarnos un poco, pues la verdad, me sentía tenso pero en ningún momento me arrepentí, ni sentí celos, ni algo por el estilo pero no sabía cómo empezar, incluso me metía al baño y me tardaba para ver si él se animaba a acariciarla, o algo así pero nada. Ya habíamos platicado quién sabe de qué tantas cosas y nada de avance en el inicio para el cachondeo hasta que al fin me animé, parándome junto a la silla, donde estaba ella y le empecé a acariciar el cabello, luego le desabroché el brassiere y así, con risas nerviosas, comenzamos a acariciarnos y posteriormente, a desnudarnos.
Después, le empecé a mamar los pechos, que resultaron ser su punto débil y se calentó en un dos por tres, incluso empezando a jadear, creo que por un momento, se olvidó que estaba Fernando ahí. Luego, me acosté en la cama y ella se ubicó entre mis piernas, mamándome la verga, lo que hace delicioso y en lo que hacía eso, le acariciaba sus pechos y le pellizcaba los pezones hasta que en un momento que quedó hincada, al borde de la cama y con el culo levantado, Fernando se acercó y le empezó a acariciar su panochita, que para ese momento, estoy seguro que ya estaba escurriendo.
Luego de esas caricias, él metió su cabeza entre las piernas de ella y se la empezó a mamar, escuchándose cómo absorbía sus jugos, al tiempo que ella gemía, movía más sus nalgas y me la mamaba con más ganas. Pasados unos minutos, él se fue desvistiendo hasta quedar completamente desnudo mientras ella seguía en lo suyo, dándome una tremenda mamada; por su parte y ya también desnudo, Fernando se dio la vuelta para recoger un condón y se lo puso, dándonos la espalda. Cuando se volteó, ¡ah, bárbaro!, pude ver su semejante verga, no sé cuántos centímetros le medía pero era mucho más grande y más gruesa que la mía. No sé por qué pero eso mismo decimos todos del que se cogen a nuestras esposas, que la tenía bien grande pero este Fernando sí que la tenía grande y gruesa.
A continuación, se le fue acercando por atrás y guio su tremenda verga a la entrada de esa panochita, que sólo yo me había cogido hasta ese momento y que ahora, se tendría que abrir al máximo para darle cabida a ese tremendo tolete. Al momento que él le dio el primer empujón, ella pujó y se hizo hacia adelante cuando sintió el piquete, luego vino otro intento y lo mismo, incluso hasta se sacó mi verga de la boca, creo que para jalar aire y aguantar la siguiente embestida.
Tal vez fueron dos o tres intentos más hasta que se la fue metiendo poco a poco y ella ya no se metía mi verga en la boca, solo abría y cerraba sus ojos, sintiéndolo y al parecer, disfrutando cada centímetro de verga que Fernando le metía. Ya que la tuvo toda adentro, se escuchaba el golpetear de sus bolas en las nalgas de mi amada esposa, continuando así hasta que ella empezó a moverse, empujando sus nalgas al encuentro de una siguiente estocada que Fernando le daba, entonces volvió a meterse mi verga a la boca y a seguir mamándomela, aunque por momentos me lastimaba, casi me mordía, creo que era cuando la lastimaba esa vergota.
Ya caliente, ella movía sus nalgas para todos lados, sabía que Fernando no aguantaría mucho semejantes movimientos, pues conozco muy bien cuando mi querida esposa está gozando y sabía que le estaba dando unas exprimidas con su panochita a esa tremenda verga que de un momento a otro, terminaría por vaciarle su leche. Obvio, no me equivoqué y bastaron unos minutos más para que él se vaciara dando tremendos bufidos, luego se quedó unos segundos adentro, luego le sacó la verga, se retiró el condón y se acostó. Así como ella seguía de “a perrito”, me le puse atrás y se la metí sin tanto protocolo, enseguida ella le agarró la verga a Fernando y se la metió a la boca, creo que en ningún momento dejó de estar parada.
Mientras ella se la mamaba a Fernando, me la cogía agarrándola de sus caderas y le daba estocada tras estocada, más y más duro hasta que me vine dentro de sí, no fue abundante mi venida pero fue delicioso verla así como la tenía, empinada y cogiendo mientras Fernando disfrutaba de su boquita mamadora. Ese día, nos la cogimos dos veces más cada uno pero lo que más me encantó fue cuando Fernando estaba acostado y ella le volvió a mamar su verga, después se le montó y se la fue clavando solita; de vez en cuando, levantaba la vista al techo de la habitación, como esperando que ya fuera el último centímetro que se le metía pero no.
Cuando apenas tenía la mitad adentro, ella levantó sus nalgas, como queriéndose zafar de esa verga que no terminaba de entrar en su rica y apretadita panochita; en ese momento, me imagino lo rico que Fernando sentía cómo le apretaba la verga con su panochita. Luego de unos instantes, la agarró de la cintura y la jaló hacia abajo, quedando por fin bien empalada y ella pujó delicioso cuando quedaron sus nalgas pegadas al cuerpo de él, incluso se quedó inmóvil, jalando aire y apoyándose de sus piernas, luego fue levantando poco a poco sus nalgas y las bajaba lentamente, jalando aire y repitiendo la acción.
Después de tres o cuatro repeticiones en forma de sentadillas, ella ya se movía como licuadora, sacándole algunos bramidos a Fernando, al tiempo que él le acariciaba sus pechos, que colgaban en su cara, de pronto se los agarró y se los metió a la boca, causándole que se prendiera mucho más. Yo veía fascinado todo eso, al fin podía ver a mi amada esposa como muchas veces la había soñado, bien empalada, cogiendo y gozando una tremenda verga, viéndola feliz, ¡qué delicia!, ¡qué escena!.
A final, me quedé dormido, ella se quedó en medio de los dos y cuando desperté, sólo abrí los ojos y vi que mi esposa estaba volteada hacia él, pues Fernando le mamaba sus pechos, haciéndola gemir, así que esperé que se le montara nuevamente, o él se le subiera, le abriera sus piernitas y levantándole sus pies a la altura de sus hombros, se la metiera y volviera a taladrar mi rica panochita pero no, se dieron cuenta que ya había despertado y no siguieron. A continuación, nos bañamos, luego nos cambiamos y salimos, pasando a dejar a Fernando cerca de su casa y en el trayecto, nadie dijo algo.
En cuanto él se bajó, Telma me empezó a acariciar el pene sobre el pantalón y me dijo que quería más, que cogeríamos llegando a la casa, luego se sacó una bubi y me la ofreció, enseguida me estacioné por unos segundos y se la mamé, con lo que se calentó al instante y quiso abrirme el pantalón para mamarme mi pene pero no la dejé. Luego, nos enfilamos a la casa y en menos de diez minutos, ya estábamos entrando y en plena sala, cogimos hasta que terminamos, después subimos a nuestra recámara, donde ya acostados y tranquilos, comenzamos a platicar de cómo nos habíamos sentido en esta nueva experiencia.
Yo estaba feliz, ella satisfecha y me dijo que en un principio, le había lastimado esa vergota pero que después, le gustó tanto que quería más y que en ningún momento, a Fernando se le puso flácida su verga, que en todo momento la tuvo súper dura. Quiero volver a repetirlo, verla ensartada y moviéndose en esa verga, fue mucho más de lo que me imaginé.
FESTEJANDO
Festejando la comida de la empresa el viernes 20 de diciembre, me acompañó mi esposa, era una reunión de trabajo normal, sin ningún plan ni intención por realizar algún encuentro; ella vistió discreta pero su ropa resaltaba su sensual figura. Todo fue transcurriendo de manera normal, en nuestra mesa nos sentaron con algunos invitados no pertenecientes a la empresa y por ello, hubo plática de temas relacionados a la actividad de la empresa, de política, etc.
No faltó el tipo atractivo y seguro de sí mismo, tratando de llamar la atención de mi esposa, ya que desde que nos sentamos, no le quitaba la mirada y trataba de platicar con ella; tengo que decir que a pesar de ser obvio su interés, no fue irrespetuoso, sino discreto, así fue transcurriendo la tarde hasta que empezaron a hacer efecto las bebidas en la mayoría de los asistentes, unos bromeaban, otros bailaban, otros con sus teléfono celulares, etc.
Les comento que Daniel estaba sentado de frente a nosotros y había momentos que su insistente mirada inquietaba a mi esposa, nosotros ya teníamos cerca de medio año sin realizar un encuentro, no somos tan constantes, aunque a mí me encantan y le ruego por un trío HMH, soy yo pero últimamente, mi trabajo no me ha dado espacio para poder pensar en realizarlo, así que en ese momento, por supuesto ya estaba en mi mente, pues él era un desconocido, le agradaba mi esposa y a ella no le desagradaba, era obvio, sobre todo que ya con unas copitas, se pone más platicadora.
Al ver y sentir esta inquietud que ya había despertado en mí, aproveché que Dany se levantó a contestar su teléfono para preguntarle a mi esposa si le agradaba, me respondió que sí pero me preguntó por qué le hacía la pregunta, advirtiéndome que no fuera a empezar con mis ideas, ja, ja, pues no estaba equivocada, le contesté que sí, que sentía mucho deseo por hacer algo con él, pues me había gustado su trato. También adicioné que ya teníamos mucho sin vivir algo y le rogué que me complaciera, claro que también le agradaba la idea pero tenía que no ser tan obvia, lo clásico en las mujeres, le dan un poco más de rodeo a lo que en realidad desean.
Después, Daniel regresó a la mesa mientras nosotros seguíamos con nuestro tema, en voz baja, solo nosotros sabíamos de qué hablábamos mientras él no dejaba de mirarla, de manera discreta pero lo hacía y es que para recordarles, ella es blanca, de ojos verdes, un grado menos de gordibuena, o sea, en su punto, la clásica figura de guitarra y coronada con un busto hermoso talla 36C, unas lindas nalgas y unas piernas bien torneadas por el gym, en fin, la verdad, muy atractiva y sin hijos, todo en su lugar, ji, ji. Además, aprieta riquísimo, está muy apretadita, es un verdadero placer estar dentro de ella, soy textual sin exagerar.
En eso estábamos cuando ella interrumpió la plática, retirándose al baño y dejándome aún sin respuesta, entonces retomé la plática con Daniel, aunque la música ya no nos permitía escucharnos bien, así que lo invité a sentarse a mi lado, pues estaba desocupado en ese momento. Así lo hizo y Daniel entró al tema más íntimo, que cuánto tiempo llevábamos de casados, que cuántos hijos teníamos, etc., preguntas que le contesté, sin embargo, ya con mi deseo despierto y las copitas de más, adicioné “mira, te voy a preguntar algo raro, ¿sabes lo que son los swingers?”.
Al instante, me contestó “sí, claro, son los que intercambian parejas” y le señalé “efectivamente y ¿qué opinas de ellos?”, me respondió “pues mira, no estoy muy enterado del tema pero pienso que son personas sexualmente muy maduras, que llevan su sexualidad a un nivel diferente, ya que eso es asunto solo de dos y todos somos diferentes”. Esa respuesta me encantó, no tenía un concepto radical en contra de los swingers, entonces siendo una persona culta e inteligente, me preguntó lo obvio “¿ustedes lo son?”, le respondí que no era exactamente así pero sí ya habíamos descubierto un placer diferente, que había reactivado nuestra sexualidad, que habíamos vivido tres tríos HMH, ya que soy un vouyerista nato y que disfrutaba enormemente ver a mi mujer con otro hombre.
De inmediato, Daniel hizo una cara de sorpresa que no pudo disimular y exclamó “¡wow!”, enseguida expresó “¡qué afortunados los elegidos! porque con todo respeto, tu mujer es hermosa y atractiva, no la imagino compartida”. Ahora, le comenté “pues así es, Dany, me inspiraste confianza para comentártelo”, a lo que respondió “pues muchas gracias por la confianza y si alguna vez desean realizarlo nuevamente, piensen en mí, me encantaría participar”. Poniendo cara de sorpresa, lo cuestioné “¿en verdad, Dany?”, me contestó “por supuesto, sería estúpido negar que me encanta tu esposa y que desearía poder disfrutarla”, a lo que aclaré “pues fíjate que justo estaba en esa labor de convencimiento con ella cuando llegaste”.
Ahora el sorprendido era él, preguntándome “¿en verdad?, caray, me encantaría, mira cómo me puse de los nervios, la adrenalina se me fue a mil” y adicioné “deja lo voy a seguir intentando” y afirmó “ok, claro”. En eso, mi esposa regresaba comentando que los baños estaban llenos y que la cola era larga, entonces le insistí “bueno, mi amor, ¿qué decides?” y me reiteró “¿otra vez con eso?”, comentándole “sí, mi vida, creo que es buen candidato y ya se me subió la calentura, además, son días de relax, sin tanta presión del trabajo, no tenemos prisa, ¿qué dices?”. Al fin, ella aceptó, diciéndome “bueno, si ese es tu deseo, sabes que te complazco y porque me gusta Dany, se ve serio y respetuoso pero ¿cómo le hacemos para decírselo?”, le indiqué “déjamelo a mí, ok”.
Enseguida, le pedí a Dany que se levantara y lo jalé a un lugar donde pudiéramos platicar, diciéndole “está hecho, ya aceptó”, cimentándome con una sonrisa “¿en serio?, ¡qué bárbaro!, mira cómo estoy, qué honor”. Enseguida, le señalé “mira, nada más un favor, esto te lo llevas a la tumba, total discreción” y me dijo “no, ni me digas, cuenta con ello, entiendo esto, soy muy respetuoso y sé que no muchos ven con buenos ojos estos temas, así que no se preocupen, ¿cuál es la idea?”. Al momento, le propuse “mira, nos vamos a nuestra casa y tú solo sigue nuestro juego”, me contestó “de acuerdo, cuenten con ello”, enseguida nos regresamos a la mesa y le dije a mi esposa que ya debíamos retirarnos, lo que quería decir que el plan estaba en marcha.
De inmediato, ella se sonrojó, su nerviosismo era visible, entonces nos retiramos del lugar dirigiéndonos a la casa, a donde llegamos y enseguida llegó Dany, entramos y le ofrecí sentarse, preguntándole si deseaba tomar algo, me pidió un tequilita y se lo serví mientras mi mujer se fue a cambiar para la ocasión. Aproveché esto para darle las instrucciones a Dany y claro, también le di sus instrucciones a mi esposa en el camino y cuando terminé de dárselas, aproveché un semáforo para tocarle su cosita, metiéndole mis dedos debajo de su tanga y claro que no me había equivocado, estaba totalmente humedecida, señalándole “¡mira cómo estás, mami!, sabía que te encantaba la idea, disfrútalo al máximo” y la besé.
El plan estaba en marcha, Dany estaba expectante ante lo que estaba a punto de vivir con una mujer tan deseable, en una situación diferente porque era por demás excitante saber que el esposo se la estaba entregando para gozarla a placer, eran muchos sus sentimientos en ese momento. Entonces hizo su aparición la estrella del momento, iba con una gabardina beige que le pedí usara, para cubrir la ropa íntima que le había sugerido usara, entonces se sentó a mi lado y frente a Dany, luego levantamos nuestras copas y sugerí un brindis por un encuentro placentero para todos, diciéndonos “salud”. Luego, apagué las luces del techo y solo prendí las lámparas, las que daban un toque más íntimo, permitiendo observar perfectamente todo el ambiente.
Acto seguido, tomé a mi mujer y la empecé a besar apasionadamente, también le acariciaba su busto y sus piernas discretamente hasta sentir su respiración acelerada, además del calor y el color de su rostro al rojo vivo. De inmediato, mi erección fue notoria mientras Dany solo nos observaba, tomándose su copa, entonces metí mi mano por debajo de la gabardina y de su tanga, para sentir su húmeda vagina. Luego, le dije al oído “es tu turno, mi amor”, entonces mi mujer se levantó frente a mí, dándole la espalda a Dany, ahí puse música de blues y empezó a moverse lentamente, quitándose la gabardina y dejándola caer, quedando en ropa íntima muy sensual, de encaje en color negro, con unas medias y un liguero, ¡wow, se veía espectacular!.
Obviamente, Dany estaba impactado ante esta mujer y ya estando así, le hice una señal a él, pues ya sabía lo que tenía que hacer, entonces se levantó y la abrazó por detrás, empezando a acariciarle el busto con ambas manos, también a besarle el cuello y su vientre. Después, la tomó de la cara y la empezó a besar en los labios apasionadamente, sin dejar de acariciarle el busto; para entonces, la respiración de mi mujer ya era muy acelerada, escuchándose además algunos pequeños gemidos de placer, cada vez que le tocaba el busto o su vagina, aún por encima de su tanga.
Al sentirle su humedad, Dany le retiró su brassier, para poder apoderarse de su busto y devorárselo con su lengua y con su boca, succionándole sus rosados pezones, mi mujer ya gemía cada vez más y se le doblaban las piernas cada vez que le tocaba su clítoris pero él no dejaba de besarla. Entonces, a una señal mía, Dany se retiró su pantalón y la trusa, para dejar expuesto su enorme pene; al verlo, mi mujer se apoderó de él y se lo empezó a besar y a lamer, para luego empezar a introducírselo en su boca, dándole una rica mamada que lo hacía gemir.
Así estuvieron un buen rato hasta que ya no aguanté y le hice la señal a Dany para que la colocara de “a perrito” y empezando a penetrarla con ritmo acelerado; al sentirse invadida por ese gran miembro, mi mujer lanzó algunos gemidos de placer y al verla gozando así, la tomé de la cara y le metí mi pene por la boca, para que pudiera mamármela mientras él la penetraba. Pasado un rato y a una señal mía, Dany empezó a mamarle su vulva, metiéndole su lengua como si fuera su pene y bajándosela en momentos a su ano, lamiéndoselo y metiéndole su lengua, esto tenía a mi mujer extasiada y muy prendida.
Así pues, le pase el lubricante a Dany, para que empezara a introducirle sus dedos por el ano e irlo acostumbrando y lubricando para recibir aquel trozo de carne; así comenzó a hacerlo hasta que al sentir que ya estaba lista, le colocó su miembro en la entrada de su ano y se lo fue empujando poco a poco hasta tener la mitad adentro; para ese momento, mi mujer hacía algunos gestos de dolor y sin embargo, pedía más. Al oír esto Dany, se lo hundió por completo hasta que sus huevos chocaron con las nalgas de mi esposa y la estuvo bombeando un buen rato hasta que pedí colocarnos para una doble penetración, lo que luego de unos instantes, logramos realizar sintiendo un enorme placer al roce con el pene de Dany por dentro de mi mujer.
En instantes, ya no pude contener más mi orgasmo, inundándole su vagina con mi leche, ¡qué venida tan intensa y tan placentera!, no es posible describirla pero fue sensacional. Mientras tanto, Dany seguía gozando, pues mi mujer lo cabalgaba, moviéndose cada vez más y lanzando gemidos de placer que anunciaban su venida. De pronto, mi mujer se salió y tomó el miembro con su boca, para recibir su orgasmo, que al ser succionado por ella, lanzaba gritos de placer que la excitaban más y no deseaba dejar escapar ni una sola gota de semen.
Ya totalmente rendido, Dany seguía recibiendo mamadas y lengüetazos de mi esposa, obvio ella no quería que esta fuera la última vez con él y deseaba dejarle un rico recuerdo, lo que sucedió en verdad. Después de esto, todos caímos rendidos y descansamos un rato mientras nos bebíamos unos tragos más y Daniel se vestía, pues tenía que retirarse; al final, nos despedimos quedando de repetir esta placentera velada, gracias Dany.
Festejando la comida de la empresa el viernes 20 de diciembre, me acompañó mi esposa, era una reunión de trabajo normal, sin ningún plan ni intención por realizar algún encuentro; ella vistió discreta pero su ropa resaltaba su sensual figura. Todo fue transcurriendo de manera normal, en nuestra mesa nos sentaron con algunos invitados no pertenecientes a la empresa y por ello, hubo plática de temas relacionados a la actividad de la empresa, de política, etc.
No faltó el tipo atractivo y seguro de sí mismo, tratando de llamar la atención de mi esposa, ya que desde que nos sentamos, no le quitaba la mirada y trataba de platicar con ella; tengo que decir que a pesar de ser obvio su interés, no fue irrespetuoso, sino discreto, así fue transcurriendo la tarde hasta que empezaron a hacer efecto las bebidas en la mayoría de los asistentes, unos bromeaban, otros bailaban, otros con sus teléfono celulares, etc.
Les comento que Daniel estaba sentado de frente a nosotros y había momentos que su insistente mirada inquietaba a mi esposa, nosotros ya teníamos cerca de medio año sin realizar un encuentro, no somos tan constantes, aunque a mí me encantan y le ruego por un trío HMH, soy yo pero últimamente, mi trabajo no me ha dado espacio para poder pensar en realizarlo, así que en ese momento, por supuesto ya estaba en mi mente, pues él era un desconocido, le agradaba mi esposa y a ella no le desagradaba, era obvio, sobre todo que ya con unas copitas, se pone más platicadora.
Al ver y sentir esta inquietud que ya había despertado en mí, aproveché que Dany se levantó a contestar su teléfono para preguntarle a mi esposa si le agradaba, me respondió que sí pero me preguntó por qué le hacía la pregunta, advirtiéndome que no fuera a empezar con mis ideas, ja, ja, pues no estaba equivocada, le contesté que sí, que sentía mucho deseo por hacer algo con él, pues me había gustado su trato. También adicioné que ya teníamos mucho sin vivir algo y le rogué que me complaciera, claro que también le agradaba la idea pero tenía que no ser tan obvia, lo clásico en las mujeres, le dan un poco más de rodeo a lo que en realidad desean.
Después, Daniel regresó a la mesa mientras nosotros seguíamos con nuestro tema, en voz baja, solo nosotros sabíamos de qué hablábamos mientras él no dejaba de mirarla, de manera discreta pero lo hacía y es que para recordarles, ella es blanca, de ojos verdes, un grado menos de gordibuena, o sea, en su punto, la clásica figura de guitarra y coronada con un busto hermoso talla 36C, unas lindas nalgas y unas piernas bien torneadas por el gym, en fin, la verdad, muy atractiva y sin hijos, todo en su lugar, ji, ji. Además, aprieta riquísimo, está muy apretadita, es un verdadero placer estar dentro de ella, soy textual sin exagerar.
En eso estábamos cuando ella interrumpió la plática, retirándose al baño y dejándome aún sin respuesta, entonces retomé la plática con Daniel, aunque la música ya no nos permitía escucharnos bien, así que lo invité a sentarse a mi lado, pues estaba desocupado en ese momento. Así lo hizo y Daniel entró al tema más íntimo, que cuánto tiempo llevábamos de casados, que cuántos hijos teníamos, etc., preguntas que le contesté, sin embargo, ya con mi deseo despierto y las copitas de más, adicioné “mira, te voy a preguntar algo raro, ¿sabes lo que son los swingers?”.
Al instante, me contestó “sí, claro, son los que intercambian parejas” y le señalé “efectivamente y ¿qué opinas de ellos?”, me respondió “pues mira, no estoy muy enterado del tema pero pienso que son personas sexualmente muy maduras, que llevan su sexualidad a un nivel diferente, ya que eso es asunto solo de dos y todos somos diferentes”. Esa respuesta me encantó, no tenía un concepto radical en contra de los swingers, entonces siendo una persona culta e inteligente, me preguntó lo obvio “¿ustedes lo son?”, le respondí que no era exactamente así pero sí ya habíamos descubierto un placer diferente, que había reactivado nuestra sexualidad, que habíamos vivido tres tríos HMH, ya que soy un vouyerista nato y que disfrutaba enormemente ver a mi mujer con otro hombre.
De inmediato, Daniel hizo una cara de sorpresa que no pudo disimular y exclamó “¡wow!”, enseguida expresó “¡qué afortunados los elegidos! porque con todo respeto, tu mujer es hermosa y atractiva, no la imagino compartida”. Ahora, le comenté “pues así es, Dany, me inspiraste confianza para comentártelo”, a lo que respondió “pues muchas gracias por la confianza y si alguna vez desean realizarlo nuevamente, piensen en mí, me encantaría participar”. Poniendo cara de sorpresa, lo cuestioné “¿en verdad, Dany?”, me contestó “por supuesto, sería estúpido negar que me encanta tu esposa y que desearía poder disfrutarla”, a lo que aclaré “pues fíjate que justo estaba en esa labor de convencimiento con ella cuando llegaste”.
Ahora el sorprendido era él, preguntándome “¿en verdad?, caray, me encantaría, mira cómo me puse de los nervios, la adrenalina se me fue a mil” y adicioné “deja lo voy a seguir intentando” y afirmó “ok, claro”. En eso, mi esposa regresaba comentando que los baños estaban llenos y que la cola era larga, entonces le insistí “bueno, mi amor, ¿qué decides?” y me reiteró “¿otra vez con eso?”, comentándole “sí, mi vida, creo que es buen candidato y ya se me subió la calentura, además, son días de relax, sin tanta presión del trabajo, no tenemos prisa, ¿qué dices?”. Al fin, ella aceptó, diciéndome “bueno, si ese es tu deseo, sabes que te complazco y porque me gusta Dany, se ve serio y respetuoso pero ¿cómo le hacemos para decírselo?”, le indiqué “déjamelo a mí, ok”.
Enseguida, le pedí a Dany que se levantara y lo jalé a un lugar donde pudiéramos platicar, diciéndole “está hecho, ya aceptó”, cimentándome con una sonrisa “¿en serio?, ¡qué bárbaro!, mira cómo estoy, qué honor”. Enseguida, le señalé “mira, nada más un favor, esto te lo llevas a la tumba, total discreción” y me dijo “no, ni me digas, cuenta con ello, entiendo esto, soy muy respetuoso y sé que no muchos ven con buenos ojos estos temas, así que no se preocupen, ¿cuál es la idea?”. Al momento, le propuse “mira, nos vamos a nuestra casa y tú solo sigue nuestro juego”, me contestó “de acuerdo, cuenten con ello”, enseguida nos regresamos a la mesa y le dije a mi esposa que ya debíamos retirarnos, lo que quería decir que el plan estaba en marcha.
De inmediato, ella se sonrojó, su nerviosismo era visible, entonces nos retiramos del lugar dirigiéndonos a la casa, a donde llegamos y enseguida llegó Dany, entramos y le ofrecí sentarse, preguntándole si deseaba tomar algo, me pidió un tequilita y se lo serví mientras mi mujer se fue a cambiar para la ocasión. Aproveché esto para darle las instrucciones a Dany y claro, también le di sus instrucciones a mi esposa en el camino y cuando terminé de dárselas, aproveché un semáforo para tocarle su cosita, metiéndole mis dedos debajo de su tanga y claro que no me había equivocado, estaba totalmente humedecida, señalándole “¡mira cómo estás, mami!, sabía que te encantaba la idea, disfrútalo al máximo” y la besé.
El plan estaba en marcha, Dany estaba expectante ante lo que estaba a punto de vivir con una mujer tan deseable, en una situación diferente porque era por demás excitante saber que el esposo se la estaba entregando para gozarla a placer, eran muchos sus sentimientos en ese momento. Entonces hizo su aparición la estrella del momento, iba con una gabardina beige que le pedí usara, para cubrir la ropa íntima que le había sugerido usara, entonces se sentó a mi lado y frente a Dany, luego levantamos nuestras copas y sugerí un brindis por un encuentro placentero para todos, diciéndonos “salud”. Luego, apagué las luces del techo y solo prendí las lámparas, las que daban un toque más íntimo, permitiendo observar perfectamente todo el ambiente.
Acto seguido, tomé a mi mujer y la empecé a besar apasionadamente, también le acariciaba su busto y sus piernas discretamente hasta sentir su respiración acelerada, además del calor y el color de su rostro al rojo vivo. De inmediato, mi erección fue notoria mientras Dany solo nos observaba, tomándose su copa, entonces metí mi mano por debajo de la gabardina y de su tanga, para sentir su húmeda vagina. Luego, le dije al oído “es tu turno, mi amor”, entonces mi mujer se levantó frente a mí, dándole la espalda a Dany, ahí puse música de blues y empezó a moverse lentamente, quitándose la gabardina y dejándola caer, quedando en ropa íntima muy sensual, de encaje en color negro, con unas medias y un liguero, ¡wow, se veía espectacular!.
Obviamente, Dany estaba impactado ante esta mujer y ya estando así, le hice una señal a él, pues ya sabía lo que tenía que hacer, entonces se levantó y la abrazó por detrás, empezando a acariciarle el busto con ambas manos, también a besarle el cuello y su vientre. Después, la tomó de la cara y la empezó a besar en los labios apasionadamente, sin dejar de acariciarle el busto; para entonces, la respiración de mi mujer ya era muy acelerada, escuchándose además algunos pequeños gemidos de placer, cada vez que le tocaba el busto o su vagina, aún por encima de su tanga.
Al sentirle su humedad, Dany le retiró su brassier, para poder apoderarse de su busto y devorárselo con su lengua y con su boca, succionándole sus rosados pezones, mi mujer ya gemía cada vez más y se le doblaban las piernas cada vez que le tocaba su clítoris pero él no dejaba de besarla. Entonces, a una señal mía, Dany se retiró su pantalón y la trusa, para dejar expuesto su enorme pene; al verlo, mi mujer se apoderó de él y se lo empezó a besar y a lamer, para luego empezar a introducírselo en su boca, dándole una rica mamada que lo hacía gemir.
Así estuvieron un buen rato hasta que ya no aguanté y le hice la señal a Dany para que la colocara de “a perrito” y empezando a penetrarla con ritmo acelerado; al sentirse invadida por ese gran miembro, mi mujer lanzó algunos gemidos de placer y al verla gozando así, la tomé de la cara y le metí mi pene por la boca, para que pudiera mamármela mientras él la penetraba. Pasado un rato y a una señal mía, Dany empezó a mamarle su vulva, metiéndole su lengua como si fuera su pene y bajándosela en momentos a su ano, lamiéndoselo y metiéndole su lengua, esto tenía a mi mujer extasiada y muy prendida.
Así pues, le pase el lubricante a Dany, para que empezara a introducirle sus dedos por el ano e irlo acostumbrando y lubricando para recibir aquel trozo de carne; así comenzó a hacerlo hasta que al sentir que ya estaba lista, le colocó su miembro en la entrada de su ano y se lo fue empujando poco a poco hasta tener la mitad adentro; para ese momento, mi mujer hacía algunos gestos de dolor y sin embargo, pedía más. Al oír esto Dany, se lo hundió por completo hasta que sus huevos chocaron con las nalgas de mi esposa y la estuvo bombeando un buen rato hasta que pedí colocarnos para una doble penetración, lo que luego de unos instantes, logramos realizar sintiendo un enorme placer al roce con el pene de Dany por dentro de mi mujer.
En instantes, ya no pude contener más mi orgasmo, inundándole su vagina con mi leche, ¡qué venida tan intensa y tan placentera!, no es posible describirla pero fue sensacional. Mientras tanto, Dany seguía gozando, pues mi mujer lo cabalgaba, moviéndose cada vez más y lanzando gemidos de placer que anunciaban su venida. De pronto, mi mujer se salió y tomó el miembro con su boca, para recibir su orgasmo, que al ser succionado por ella, lanzaba gritos de placer que la excitaban más y no deseaba dejar escapar ni una sola gota de semen.
Ya totalmente rendido, Dany seguía recibiendo mamadas y lengüetazos de mi esposa, obvio ella no quería que esta fuera la última vez con él y deseaba dejarle un rico recuerdo, lo que sucedió en verdad. Después de esto, todos caímos rendidos y descansamos un rato mientras nos bebíamos unos tragos más y Daniel se vestía, pues tenía que retirarse; al final, nos despedimos quedando de repetir esta placentera velada, gracias Dany.