Festejando la comida de la empresa el viernes 20 de diciembre, me acompañó mi esposa, era una reunión de trabajo normal, sin ningún plan ni intención por realizar algún encuentro; ella vistió discreta pero su ropa resaltaba su sensual figura. Todo fue transcurriendo de manera normal, en nuestra mesa nos sentaron con algunos invitados no pertenecientes a la empresa y por ello, hubo plática de temas relacionados a la actividad de la empresa, de política, etc.
No faltó el tipo atractivo y seguro de sí mismo, tratando de llamar la atención de mi esposa, ya que desde que nos sentamos, no le quitaba la mirada y trataba de platicar con ella; tengo que decir que a pesar de ser obvio su interés, no fue irrespetuoso, sino discreto, así fue transcurriendo la tarde hasta que empezaron a hacer efecto las bebidas en la mayoría de los asistentes, unos bromeaban, otros bailaban, otros con sus teléfono celulares, etc.
Les comento que Daniel estaba sentado de frente a nosotros y había momentos que su insistente mirada inquietaba a mi esposa, nosotros ya teníamos cerca de medio año sin realizar un encuentro, no somos tan constantes, aunque a mí me encantan y le ruego por un trío HMH, soy yo pero últimamente, mi trabajo no me ha dado espacio para poder pensar en realizarlo, así que en ese momento, por supuesto ya estaba en mi mente, pues él era un desconocido, le agradaba mi esposa y a ella no le desagradaba, era obvio, sobre todo que ya con unas copitas, se pone más platicadora.
Al ver y sentir esta inquietud que ya había despertado en mí, aproveché que Dany se levantó a contestar su teléfono para preguntarle a mi esposa si le agradaba, me respondió que sí pero me preguntó por qué le hacía la pregunta, advirtiéndome que no fuera a empezar con mis ideas, ja, ja, pues no estaba equivocada, le contesté que sí, que sentía mucho deseo por hacer algo con él, pues me había gustado su trato. También adicioné que ya teníamos mucho sin vivir algo y le rogué que me complaciera, claro que también le agradaba la idea pero tenía que no ser tan obvia, lo clásico en las mujeres, le dan un poco más de rodeo a lo que en realidad desean.
Después, Daniel regresó a la mesa mientras nosotros seguíamos con nuestro tema, en voz baja, solo nosotros sabíamos de qué hablábamos mientras él no dejaba de mirarla, de manera discreta pero lo hacía y es que para recordarles, ella es blanca, de ojos verdes, un grado menos de gordibuena, o sea, en su punto, la clásica figura de guitarra y coronada con un busto hermoso talla 36C, unas lindas nalgas y unas piernas bien torneadas por el gym, en fin, la verdad, muy atractiva y sin hijos, todo en su lugar, ji, ji. Además, aprieta riquísimo, está muy apretadita, es un verdadero placer estar dentro de ella, soy textual sin exagerar.
En eso estábamos cuando ella interrumpió la plática, retirándose al baño y dejándome aún sin respuesta, entonces retomé la plática con Daniel, aunque la música ya no nos permitía escucharnos bien, así que lo invité a sentarse a mi lado, pues estaba desocupado en ese momento. Así lo hizo y Daniel entró al tema más íntimo, que cuánto tiempo llevábamos de casados, que cuántos hijos teníamos, etc., preguntas que le contesté, sin embargo, ya con mi deseo despierto y las copitas de más, adicioné “mira, te voy a preguntar algo raro, ¿sabes lo que son los swingers?”.
Al instante, me contestó “sí, claro, son los que intercambian parejas” y le señalé “efectivamente y ¿qué opinas de ellos?”, me respondió “pues mira, no estoy muy enterado del tema pero pienso que son personas sexualmente muy maduras, que llevan su sexualidad a un nivel diferente, ya que eso es asunto solo de dos y todos somos diferentes”. Esa respuesta me encantó, no tenía un concepto radical en contra de los swingers, entonces siendo una persona culta e inteligente, me preguntó lo obvio “¿ustedes lo son?”, le respondí que no era exactamente así pero sí ya habíamos descubierto un placer diferente, que había reactivado nuestra sexualidad, que habíamos vivido tres tríos HMH, ya que soy un vouyerista nato y que disfrutaba enormemente ver a mi mujer con otro hombre.
De inmediato, Daniel hizo una cara de sorpresa que no pudo disimular y exclamó “¡wow!”, enseguida expresó “¡qué afortunados los elegidos! porque con todo respeto, tu mujer es hermosa y atractiva, no la imagino compartida”. Ahora, le comenté “pues así es, Dany, me inspiraste confianza para comentártelo”, a lo que respondió “pues muchas gracias por la confianza y si alguna vez desean realizarlo nuevamente, piensen en mí, me encantaría participar”. Poniendo cara de sorpresa, lo cuestioné “¿en verdad, Dany?”, me contestó “por supuesto, sería estúpido negar que me encanta tu esposa y que desearía poder disfrutarla”, a lo que aclaré “pues fíjate que justo estaba en esa labor de convencimiento con ella cuando llegaste”.
Ahora el sorprendido era él, preguntándome “¿en verdad?, caray, me encantaría, mira cómo me puse de los nervios, la adrenalina se me fue a mil” y adicioné “deja lo voy a seguir intentando” y afirmó “ok, claro”. En eso, mi esposa regresaba comentando que los baños estaban llenos y que la cola era larga, entonces le insistí “bueno, mi amor, ¿qué decides?” y me reiteró “¿otra vez con eso?”, comentándole “sí, mi vida, creo que es buen candidato y ya se me subió la calentura, además, son días de relax, sin tanta presión del trabajo, no tenemos prisa, ¿qué dices?”. Al fin, ella aceptó, diciéndome “bueno, si ese es tu deseo, sabes que te complazco y porque me gusta Dany, se ve serio y respetuoso pero ¿cómo le hacemos para decírselo?”, le indiqué “déjamelo a mí, ok”.
Enseguida, le pedí a Dany que se levantara y lo jalé a un lugar donde pudiéramos platicar, diciéndole “está hecho, ya aceptó”, cimentándome con una sonrisa “¿en serio?, ¡qué bárbaro!, mira cómo estoy, qué honor”. Enseguida, le señalé “mira, nada más un favor, esto te lo llevas a la tumba, total discreción” y me dijo “no, ni me digas, cuenta con ello, entiendo esto, soy muy respetuoso y sé que no muchos ven con buenos ojos estos temas, así que no se preocupen, ¿cuál es la idea?”. Al momento, le propuse “mira, nos vamos a nuestra casa y tú solo sigue nuestro juego”, me contestó “de acuerdo, cuenten con ello”, enseguida nos regresamos a la mesa y le dije a mi esposa que ya debíamos retirarnos, lo que quería decir que el plan estaba en marcha.
De inmediato, ella se sonrojó, su nerviosismo era visible, entonces nos retiramos del lugar dirigiéndonos a la casa, a donde llegamos y enseguida llegó Dany, entramos y le ofrecí sentarse, preguntándole si deseaba tomar algo, me pidió un tequilita y se lo serví mientras mi mujer se fue a cambiar para la ocasión. Aproveché esto para darle las instrucciones a Dany y claro, también le di sus instrucciones a mi esposa en el camino y cuando terminé de dárselas, aproveché un semáforo para tocarle su cosita, metiéndole mis dedos debajo de su tanga y claro que no me había equivocado, estaba totalmente humedecida, señalándole “¡mira cómo estás, mami!, sabía que te encantaba la idea, disfrútalo al máximo” y la besé.
El plan estaba en marcha, Dany estaba expectante ante lo que estaba a punto de vivir con una mujer tan deseable, en una situación diferente porque era por demás excitante saber que el esposo se la estaba entregando para gozarla a placer, eran muchos sus sentimientos en ese momento. Entonces hizo su aparición la estrella del momento, iba con una gabardina beige que le pedí usara, para cubrir la ropa íntima que le había sugerido usara, entonces se sentó a mi lado y frente a Dany, luego levantamos nuestras copas y sugerí un brindis por un encuentro placentero para todos, diciéndonos “salud”. Luego, apagué las luces del techo y solo prendí las lámparas, las que daban un toque más íntimo, permitiendo observar perfectamente todo el ambiente.
Acto seguido, tomé a mi mujer y la empecé a besar apasionadamente, también le acariciaba su busto y sus piernas discretamente hasta sentir su respiración acelerada, además del calor y el color de su rostro al rojo vivo. De inmediato, mi erección fue notoria mientras Dany solo nos observaba, tomándose su copa, entonces metí mi mano por debajo de la gabardina y de su tanga, para sentir su húmeda vagina. Luego, le dije al oído “es tu turno, mi amor”, entonces mi mujer se levantó frente a mí, dándole la espalda a Dany, ahí puse música de blues y empezó a moverse lentamente, quitándose la gabardina y dejándola caer, quedando en ropa íntima muy sensual, de encaje en color negro, con unas medias y un liguero, ¡wow, se veía espectacular!.
Obviamente, Dany estaba impactado ante esta mujer y ya estando así, le hice una señal a él, pues ya sabía lo que tenía que hacer, entonces se levantó y la abrazó por detrás, empezando a acariciarle el busto con ambas manos, también a besarle el cuello y su vientre. Después, la tomó de la cara y la empezó a besar en los labios apasionadamente, sin dejar de acariciarle el busto; para entonces, la respiración de mi mujer ya era muy acelerada, escuchándose además algunos pequeños gemidos de placer, cada vez que le tocaba el busto o su vagina, aún por encima de su tanga.
Al sentirle su humedad, Dany le retiró su brassier, para poder apoderarse de su busto y devorárselo con su lengua y con su boca, succionándole sus rosados pezones, mi mujer ya gemía cada vez más y se le doblaban las piernas cada vez que le tocaba su clítoris pero él no dejaba de besarla. Entonces, a una señal mía, Dany se retiró su pantalón y la trusa, para dejar expuesto su enorme pene; al verlo, mi mujer se apoderó de él y se lo empezó a besar y a lamer, para luego empezar a introducírselo en su boca, dándole una rica mamada que lo hacía gemir.
Así estuvieron un buen rato hasta que ya no aguanté y le hice la señal a Dany para que la colocara de “a perrito” y empezando a penetrarla con ritmo acelerado; al sentirse invadida por ese gran miembro, mi mujer lanzó algunos gemidos de placer y al verla gozando así, la tomé de la cara y le metí mi pene por la boca, para que pudiera mamármela mientras él la penetraba. Pasado un rato y a una señal mía, Dany empezó a mamarle su vulva, metiéndole su lengua como si fuera su pene y bajándosela en momentos a su ano, lamiéndoselo y metiéndole su lengua, esto tenía a mi mujer extasiada y muy prendida.
Así pues, le pase el lubricante a Dany, para que empezara a introducirle sus dedos por el ano e irlo acostumbrando y lubricando para recibir aquel trozo de carne; así comenzó a hacerlo hasta que al sentir que ya estaba lista, le colocó su miembro en la entrada de su ano y se lo fue empujando poco a poco hasta tener la mitad adentro; para ese momento, mi mujer hacía algunos gestos de dolor y sin embargo, pedía más. Al oír esto Dany, se lo hundió por completo hasta que sus huevos chocaron con las nalgas de mi esposa y la estuvo bombeando un buen rato hasta que pedí colocarnos para una doble penetración, lo que luego de unos instantes, logramos realizar sintiendo un enorme placer al roce con el pene de Dany por dentro de mi mujer.
En instantes, ya no pude contener más mi orgasmo, inundándole su vagina con mi leche, ¡qué venida tan intensa y tan placentera!, no es posible describirla pero fue sensacional. Mientras tanto, Dany seguía gozando, pues mi mujer lo cabalgaba, moviéndose cada vez más y lanzando gemidos de placer que anunciaban su venida. De pronto, mi mujer se salió y tomó el miembro con su boca, para recibir su orgasmo, que al ser succionado por ella, lanzaba gritos de placer que la excitaban más y no deseaba dejar escapar ni una sola gota de semen.
Ya totalmente rendido, Dany seguía recibiendo mamadas y lengüetazos de mi esposa, obvio ella no quería que esta fuera la última vez con él y deseaba dejarle un rico recuerdo, lo que sucedió en verdad. Después de esto, todos caímos rendidos y descansamos un rato mientras nos bebíamos unos tragos más y Daniel se vestía, pues tenía que retirarse; al final, nos despedimos quedando de repetir esta placentera velada, gracias Dany.
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